En este blog encontrarás FanFictions de los videojuegos de Pokémon. Aunque no pretenden ser un relato de los mismos, contiene spoilers del argumento del juego, así que atención.
[si veis un error, falta de link o de actualización, por favor, dejad un mensaje avisando en el blog o por el ask y lo corregiré enseguida. GRACIAS]
Por favor, no copies las historias, haz links a ellas. Un respeto a la autora.

lunes, 21 de enero de 2013

Cartas de Teselia (Capítulo 11)



¡Mamá!
Han pasado bastantes cosas desde mi última carta. Verás…
Cheren, Camus y la policía se estuvieron encargando de buscar al Equipo Plasma. Incluso pusieron controles en las salidas de la ciudad. Mientras, me dejaron a cargo de Iris, la chica de pelo morado que estaba con Camus el día que me robaron mis pokémon. Es una vieja conocida de Camus y también es entrenadora. Y más fuerte que yo a pesar de ser más joven…
Iris ha hecho de “niñera” conmigo. Ha estado actuando de guardaespaldas acompañándome a salir un rato de paseo. Me iba al puerto y me quedaba mirando la corriente y el horizonte, bien pensando en mi debilidad e ineptitud, bien dejando la mente en blanco. Por cierto, hace mal tiempo por aquí. El cielo está gris oscuro y amenaza tormenta. Similar a mi estado de humor…
Hoy salimos a dar una vuelta. Había una humedad incómoda en el aire que anunciaba lluvia. Y no tardó mucho en aparecer. Pero yo estada demasiado ensimismada en el mar para hacer caso. Iris me gritó que nos fuésemos, cubriéndose cómo podía, pero yo no le hice caso, ida. Tuvo que zarandearme para que reaccionase. Entonces caí en la cuenta de estaba empapada, e Iris iba por el mismo camino. Asentí y decidí que era mejor volver.
Hasta que vi algo fugazmente familiar correr por la calle.
Sin pensarlo, eché a correr por la acera mojada sin dar más explicaciones. Iris tardó un segundo en reaccionar que me dio ventaja. Salió tras de mí. Crucé toda la ciudad hasta la calle más oeste. Nos cruzamos con Camus y Cheren, que se unieron a la caza. Cheren logró darme alcance y pararme los pies agarrándome fuerte y paralizándome por completo.
-¡¡¡Suéltame!!!-le grité, realmente furiosa.
-¡Cálmate!
Tuve que bajar las revoluciones para que me soltase. Aún brillaba ira en mis ojos.
-¡Los he visto!
-¿Qué?
-Al Equipo Plasma, idiotas. He hecho en cinco minutos lo que vosotros, incompetentes, lleváis días buscando. ¿Acaso no tenéis ojos en la cara?
De golpe me di cuenta de que estaba siendo increíblemente grosera. Los rostros del resto parecían realmente dolidos. Pero estaba demasiado furiosa. Me carcomía el odio.
-Están vestidos de paisano, pero puedo reconocer a esos sucios ladrones en cualquier lado… Sé que están en esta calle, los he visto esconderse en algún lado de esta travesía. Pero no he podido ver dónde exactamente se han ocultado. Dejadme ayudar en esto, solo en esto…
Un poco reacios, me dejaron echar una mano. Nos recorrimos la calle de arriba abajo, comprobando de reojo todas las esquinas y recovecos. Al final de la calle había un par de hombres reposados ante la puerta de un edificio. Y no me costó identificarlos. Salí disparada y me abalancé al cuello de uno de ellos. Cheren me agarró, apartándome de un tirón de él. Yo me puse a chillar increíblemente enfadada, ordenándoles con lágrimas en los ojos que me devolviesen a mis pokémon. Camus me pidió que me calmase y entabló una batalla junto a Iris para obligarles a dejarnos pasar. Cheren me forzó a tomar aire, y yo aclaré mi cabeza para pensar con sentido común a pesar del enfado.
Entre Camus e Iris acabaron rápido con los soldados y pudimos entrar. Dentro había toda una guardia de soldados escoltando a tres hombres con capas austeras. Reconocí rápidamente a Ghechis entre los otros dos. Ninguno era el hombre con el que me cruzara en Bosque Azulejo.  Contuve las ganas de lanzarme hacia sus cuellos.
Ghechis actuó con una naturalidad odiosa. Nos dio una bienvenida amistosa como si nada malo trajese entre manos. Musitó que no se esperaba que hubiésemos encontrado su base de operaciones de Ciudad Porcelana tan rápido, pero que tampoco era de extrañar. No me entrometí, dejé que Camus actuase con diplomatura hasta que escuché un grito. No era humano, pero era una voz muy familiar para mí. No me costó reconocerla. Justo al entrar había escuchado un ruido de fondo metálico al que no había hecho caso, pero ahora empezaba a preocuparme.
“¡Devolvedme a mis pokémon!”, ordené con tono de voz muy serio al trío de sabios, interrumpiendo a Ghechis en plena habladuría. Y no pareció gustarle que lo hiciera. Enseguida clavó la mirada en mí, que hasta ahora pasara desapercibida completamente. Me analizó con la mirada un segundo para acabar reconociéndome.
-Tú eres la metomentodo del Solar de los Sueños y del Bosque Porcelana. Creo que también molestaste cerca de Cueva Manantial, ¿me equivoco?
-Devolvedme mis pokémon… soltad a Snivy…-murmuré, amenazadora, ignorando sus palabras por completo-. Puedo escuchar sus gritos de desesperación desde aquí.  ¿Vosotros no sois el Equipo Plasma, el grupo que busca la liberación y la felicidad de los pokémon? ¿Acaso no véis como mis pokémons chillan de espanto encerrados? No me hubiese importado tanto que los hubieseis liberado, pero sé que los tenéis retenidos y sufriendo. Siendo así, no entiendo vuestra filosofía: lo que decís y lo que hacéis no concuerda.
Quizás yo no soy como N y no puedo escuchar la voz de los pokémon como él, pero no me hace falta, puedo entenderlos con sus gestos y sonidos sin necesidad de palabras ni análisis. Y podía sentir el dolor y la frustración de mis pokémon al otro lado de la pared de aquel edificio.
Ghechis me retó con la mirada, y yo se la sostuve con ferocidad. Al final, soltando un suspiro, renegó de continuar con aquella tontería.
-Tus pokémon están en la habitación del al lado. Y por cierto, todo tu equipo pokémon carece de interés. Salvo ese Snivy tuyo, es lo único útil entre toda esa bazofia de pokémons que llevas contigo.
Uno de los soldados lanzó una bomba de humo que nos dejó a todos fuera de juego un buen rato. Cuando todo el humo se disipó, el edificio estaba vacío de arriba abajo. Camus e Iris dijeron ir a buscar pistas por el edificio. Yo salí corriendo a la habitación de al lado, y Cheren me persiguió.
Era una especie de laboratorio, sacando que lo habían vaciado por completo. Probablemente Ghechis nos había dado la charla para que sus secuaces tuviesen tiempo de eliminar toda pista antes de esfumarse. Lo único que quedaba era, sobre una encimera, dos pokéballs cerradas, una abierta de par en par y una jaula donde Snivy se agitaba histéricamente golpeándose contra las rejillas intentando huir. Sus ojos estaban dilatados por el pánico, con la mirada ida, y su cuerpo estaba lleno de heridas abiertas y sangrando.
-¡Snivy!
Me acerqué corriendo hacia él. Cuando toqué la jaula reaccionó saltando hacia la esquina más lejana de la jaula, erizándose en posición ofensiva. Verle tan mal me dejó helada. Tuve que llamarlo por su nombre varias veces hasta que pareció reconocerme. Forcé la cerradura de la jaula hasta logar abrirla. Y Snivy, extraño en él, se lanzó a mi cuello, gimiendo y llorando. Yo le devolví el abrazo, pidiéndole perdón por no haber sido capaz de protegerles y acariciando su cabeza con cariño.
Su cuerpo empezó a brillar entre mis brazos, dejándome ciega un instante. Para cuando logré recuperar la vista, entre mis brazos ya no tenía un pequeño Snivy.
-Servine, has evolucionado…
Servine siguió llorando, acariciando su hocico contra mi cuello. Miré a Cheren por primera vez. Me dijo que Pidove y Panpour estaban bien. Suspiré, aliviada. Cogí mis pokéballs, y con Servine en brazos, nos reunimos con Camus e Iris. Tras contarnos que estaban sin nada, regresamos al Centro Pokémon. La enfermera revisó el estado físico y mental de mis pokémon. Pidove y Panpour estaban bien, sin embargo Servine no quiso separarse de mí un segundo. Pero había dejado de llorar y se había soltado de mi cuello al menos. No tenía demasiados daños, nada extremadamente grave al menos, pero sí estaba tocado psicológicamente. Va a llevarle un par de días volver a su actitud normal.
Estamos todos bien. Mañana, Cheren va a retar a Camus para conseguir la medalla Élitro. Yo voy a tomarme un tiempo para que Servine se recupere. Y, además, Camus ha dicho que para mí tiene una prueba especial. Iris se ha vuelto a casa y del Equipo Plasma no hay rastro en toda la ciudad. Pero por hoy toca descansar. Con Servine abrazándome. Sí que es novedad, ¿eh?
Un agitado beso.




---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Índice



Capítulo anterior: Cartas de Teselia (capítulo 10)
Próximo capítulo: Cartas de Teselia (capítulo 12) el 04-02-13

No hay comentarios:

Publicar un comentario