En este blog encontrarás FanFictions de los videojuegos de Pokémon. Aunque no pretenden ser un relato de los mismos, contiene spoilers del argumento del juego, así que atención.
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lunes, 24 de diciembre de 2012

Cartas de Teselia (Capítulo 8)



Hola mamá:
Tengo un centenar de cosas que contarte. Para empezar, logré superar todos los enigmas de la biblioteca. Fue entretenido ir de estantería en estantería leyendo libros y buscando nuevas notas. “Motores”, “Pokochos”, “Tepigs”,… Los enigmas se fueron haciendo cada vez más complicados, pero no han sido un problema. ¿Ves? Los videojuegos de puzles me han ayudado mucho en la vida real.
Pista tras pista, logré encontrar un interruptor a una sala secreta bajo la biblioteca. Daba al despacho de Aloe. Me recibió con una sonrisa de par en par. “Ha sido sorprendente”, me dijo, “La mayoría de entrenadores necesitan una pista inicial para descubrir los enigmas de la biblioteca. Incluso hay quienes necesitan que les expliquen el funcionamiento de este puzle, pero tú has logrado llegar hasta aquí sin ayuda alguna. Tu amor por los libros y tu ingenio e inteligencia me fascinan. Será un honor ser retada por alguien como tú”.

El Watchog de Aloe es de lo más poderoso...
Acepté el reto y el combate comenzó enseguida. No me hizo falta entrar en calor para darme cuenta de que aquello iba a ponerse muy difícil. Su Herdier y su Watchog estaban magníficamente entrenados y ambos eran muy fuertes. Sin embargo, nuestro combate se vio interrumpido por un enorme estruendo sobre nuestras cabezas. Aloe y yo salimos corriendo para ver qué había sucedido. En el museo, el marido de Aloe estaba discutiendo con un grupo de miembros del Equipo Plasma. Ambas nos acercamos, Aloe muy furiosa. Al parecer, pretendían, justificándose en sus ideales, como siempre, apoderarse del cráneo de dragón de una de las piezas del museo. Lograron huir ante nuestras narices, pero Aloe no se paró a esperar. Salió a toda prisa del museo, y yo la seguí sin pensar.
En la entrada, nos paró un chico llamado Camus, de pelo rubio y rizo y de edad cercana a la de Aloe. Y, al parecer, la conocía. Apresuradamente, Aloe le explicó la situación y le pidió ayuda para encontrar al Equipo Plasma. No tardó en aceptar, y Aloe me ordenó que le acompañase. Yo me puse muy nerviosa, insegura sobre si era suficientemente fuerte para algo de tal envergadura.  Aloe me dijo que no era momento para inseguridades, y que estaría a la altura. Así, Aloe se dirigió a la ciudad y Camus me ordenó que lo siguiese hacia el oeste.
Llegamos a Bosque Azulejo. Camus me pidió que me adentrase por el camino largo del bosque mientras él intentaba emboscarlos por el otro sendero. No todavía muy segura, acepté y eché a correr por la espesura del bosque. Suerte que el C-Gear tiene algunas buenas aplicaciones para orientarse por el bosque… Y de no tener a mis pokémons de ánimo, de seguro me hubiese dado la vuelta y rendido.
Al paso tuve que vérmelas con varios miembros del Equipo Plasma que intentaban ganar tiempo para que sus aliados lograsen huir. Suerte eran de bajo rango y no resultaron un problema. Llegué a un descampado donde encontré al último de los miembros dándose a la fuga con el cráneo. Snivy se me adelantó a cualquier orden y atacó intentando recuperar la pieza del museo. No tuve tiempo de empezar un combate con él, un anciano vestido con una capa que se me hizo extremadamente similar a que llevaba Ghechis se acercó a su subordinado y le ordenó que abandonase su propósito, que habían descubierto que el cráneo no tenía relación con su investigación. Ignorándome por completo, dejaron el cráneo a su suerte y se marcharon sin tiempo de que los detuviese. En vez de eso, recogí el cráneo y seguí el camino de regreso. Me encontré a Camus, que se alegró de veras de que encontrase el cráneo. Después de explicarle lo sucedido me dijo que llevase el cráneo al museo, que él tenía que volver a Ciudad Porcelana, pero que hablaría con Aloe por videomisor.
Volví lo más rápido que pude al gimnasio, donde hablé con el marido de Aloe hasta que ella llegó. Tan dulce como siempre, me agradeció de corazón que la hubiese ayudado. Y me ofreció la Medalla Base. Yo me quedé helada y sin saber qué hacer. El Equipo Plasma había interrumpido nuestro combate y no habíamos terminado la batalla. Me negué a aceptarla, pero Aloe me dijo que entrenar pokémons no es todo ganar batallas y hacerse el más fuerte, sino también cuenta el honor, la dedicación, el esfuerzo, la franqueza, el valor, la valentía, y el aprecio por los demás. Y dijo que yo se lo había demostrado en todos estos días en Ciudad Esmalte. Así que no pude negarme a la medalla. Me la he ganado de un modo de lo más peculiar.
Con tanta emoción fuerte he decidido quedarme una noche más aquí. Mis pokémons necesitaban descansar después de tantos combates seguidos y así yo he podido ayudar a arreglar el estropicio dejado por el Equipo Plasma en el museo. Mañana cruzaré por la ruta rápida del Bosque Azulejo y, según me ha indicado Aloe, siguiendo todo recto el Puente Saeta, llegaré a Ciudad Porcelana. Quizá me encuentre a Camus y podamos conocernos en condiciones. ¡Hacer nuevos amigos es muy divertido! Nunca está de más tener aliados.
Te escribiré pronto.

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