En este blog encontrarás FanFictions de los videojuegos de Pokémon. Aunque no pretenden ser un relato de los mismos, contiene spoilers del argumento del juego, así que atención.
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lunes, 19 de noviembre de 2012

Cartas de Teselia (capítulo 6)

Hola mamá:
Sé que tan solo te escribí ayer… pero es que hoy he tenido un nuevo encontronazo con N.
Al levantarme esta mañana fui con mis pokémon al Café Alma para desayunar. Por cierto, la dependienta de la cafetería también me sirvió comida para mis pokémon. Y Pidove parece encantado de estar conmigo. Ojalá fuese igual con Snivy.
Después de desayunar, decidí ir a visitar el museo. Pero justo cuando iba a entrar, tropecé con N, el chico que podía hablar con los pokémons de Pueblo Terracota, cuando él salía del museo. Hubo un segundo de silencio en el que me quedé ida mirándole a los ojos. Él pareció reconocerme al instante, musitando que era “aquella chica”. No me dio tiempo ni de preguntar qué hacía allí, él empezó a hablar a toda velocidad sobre que quería presenciar algo que nadie hubiese visto… “La verdad revelada sobre los pokémons encerrados en pokéballs. Los ideales de aquellos que se hacen llamar entrenadores. Y un futuro donde los pokémons puedan vivir en plenitud”. Me preguntó si estaba de acuerdo con él, pero yo solo pude musitar que no entendía su filosofía.

Snivy saltó de su pokéball sin que yo pudiese evitarlo, seriamente ofendido, quizá por la derrota de la última vez. Retó a N con la mirada. No pude retener a Pansear ni a Pidove tampoco. N los miró a los tres, suspirando, antes de fijar su mirada en mí.
-Veo que has capturado a más de mis amigos, encerrándolos en esas pokéballs… -me dijo con tono lacerante, enfadado y dolido-. E incluso, aún por encima de hacerles todo eso, te has deshecho de Lillipup…
-¡No! ¡Yo no he hecho nada de eso!-vociferé, ofendida.
N miró de nuevo a mis pokémons un instante, murmurando: “así que era eso…”. Luego perdió la mirada en el vacío, ignorándome, y musitó que con los amigos que tenía en este momento, no podía salvar a los pokémon, y que tenía que conseguir un poder capar de disuadir a cualquiera. Se marchó sin decir nada más ni darme tiempo de protestar. Cuando se alejó, perdí mis fuerzas y caí de rodillas a los pies de mis tres pokémons. Cogí a Snivy, todavía erizado, en brazos y lo apreté contra mí. Pareció sorprenderse al notar mis lágrimas caer sobre su cabeza. Pidove se posó en mi hombro, y Panpour me acarició la pierna. Había roto a llorar sin poder evitarlo. Estaba dolida y confusa. “Yo no os he hecho daño a ninguno, ¿verdad?” les pregunté entre sollozos a mis pokémons, “ni he abandonado a Lillipup…”.
Me tomé un rato para calmarme. Por cierto, no te preocupes, estoy bien, ya se me ha pasado. Decidí entrar en el museo y olvidar a N para despejar la cabeza. Las chicas de la entrada me dejaron pasar sin más queja al ver mis pokéballs. Dentro, el señor Kidachi, un investigador del museo y marido de la Líder de Gimnasio me ha invitado a hacer un tour guiado por el museo solo por ser candidata a retar a la Líder.  Me ha explicado curiosidades de las piezas del museo y me lo ha enseñado de arriba abajo.
Estos son Aloe y Kidachi

Por casualidad nos cruzamos con Aloe. Es una mujer muy hermosa y fuerte. Se presentó y me preguntó quién era. Le dije que era una entrenadora novata que venía desde Pueblo Arcilla y se volvió muy amable. Me dejó echarle un vistazo a su Gimnasio. ¿Sabes qué? Resulta que es una biblioteca. Ya te lo imaginas, se me iluminó la cara, con lo que me gusta leer. Aloe se alegró de mi énfasis y me dijo que podía curiosear todo lo que quisiese por el Gimnasio, que era como mi casa. Y que me tomase el tiempo que quisiera para poder retarla. Eso sí, añadió que para poder hacerlo tenía que demostrarle mi ingenio y resolver el misterio de la biblioteca.
Todavía no sé a qué se refería con eso del misterio de la biblioteca, pero no podía pasarme nada mejor para olvidarme del mal trago de N. Me pasé la tarde sumida entre lecturas. Y Aloe me dejó llevarme un libro para leer en el Centro Pokémon. Mañana empezaré a entrenar con mis pokémons y a la vez indagaré sobre ese misterio.
Me espera un trabajo muy duro por delante, pero creo que me lo pasaré pipa entre tanto libro. No te preocupes por mí.
Un fuerte abrazo desde Ciudad Esmalte.


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